martes, 27 de noviembre de 2007
Pequeña anticipación de mi muerte
y entre los restos de un pasado distante y semi borroso crece un brote con ansias de árbol.
retorcido e inquieto, dónde estás mi equipaje de refugio?
las cuento por miles, y las hormigas avanzan cada una cargando un segundo.
pequeñas guerreras mortales y anacrónicas, con sus cascos y armaduras. con fotos como fragmentos representativos de una época que una vez quise que nunca terminara.
en síntesis, hacía tiempo que sentía cosas que no quiero sentir más. no acepto perder el tiempo ni terminar sumergido en un mar de nostalgias y recuerdos sobredimensionados cuando sé que la próxima persona que me haga sonreír cae en cualquier momento de algún árbol de la calle, de alguna rama de mis sueños y me agarra de la mano. y nos hacemos invisibles de nuevo.
y si el mundo explota me chupa un huevo.
que pare de girar, que se incendie, que todo se pudra.
yo voy a estar en mi burbuja, con ella enredada entre mis piernas, escuchando sigur rós y llorando de alegría. sin miedo.
y así pienso morir.
miércoles, 21 de noviembre de 2007
Como disimular emociones (en 4 pasos)
Paso número 1: experimente algún tipo de emoción.
Paso número 2: arrepiéntase del paso número 1.
Paso número 3: Este es el paso más importante: proceder a esconder la emoción fruto de su arrepentimiento. Para ésto, ud. deberá contar con un público a quien esconderle la emoción mencionada.
Una estrategia útil es convencerse de sentir exactamente lo opuesto a lo que siente. Ej: si está triste, actúe eufórico; si está indeciso actúe convencido.
Nota: Los matices en el carácter de la emoción a manifestar variarán según el escepticismo y grado de conocimiento previo de su persona que tenga el público objetivo.
Paso número 4: Reciba comentarios que avalen el estado de ánimo que ud. deseaba manifestar, confirmando el éxito de su estrategia.
Felicitaciones, es ud. todo un ser humano y ha dado su primer paso hacia la adaptación social exitosa!.
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Un último intento
decidí esperar sentado y para matar un poco el tiempo empecé a garabatear en una hoja. recordé un ejercicio que me habían enseñado, que consiste en escribir palabras sin pensar. escritura libre, o algo así creo que se llama. comencé a hacerlo, sin tener demasiada fe en que mi corteza fuera a evitar participar del asunto. antes de quince minutos había llenado tres hojas con palabras. decidí dejarlo. me pareció demasiado psicoanalítico y me hacía acordar mucho a ella y sus técnicas extravagantes para la relajación y el encuentro de la paz interior. algo que siempre odié y admiré en cierta forma.
habían pasado cerca de 40 minutos ya, y de ella ni noticias. me paré y decidí recorrer la planta baja prestando especial atención en los detalles del acabado de las puertas, los que me parecían extremadamente cautivantes. la luz de la luna entraba por una de las ventanas de la puerta principal y el vidrio craquelado dispersaba la luz en distintas direcciones. y era tan intensa que incluso parecía de día.
saqué de un estuche los lentes y me los puse. me llamó la atención un cuadro de maría estuardo abrazada a una oveja. no entendí nada la pintura, pero si era una apología al sexo entre las diferentes especies, me pareció de muy mal gusto, sobretodo para una señorita que supo ser reina de escocia, inglaterra y francia, aunque debo admitir que me dio mucha gracia.
sonaba leonard cohen y aire se enrarecía con un romanticismo que no supe interpretar.
empecé a sentirme un poco incómodo de más y ya habían pasado 3 horas desde que había puesto pie en esa casa sobrecargada de adornos y obras de arte decididamente espantosas así que decidí partir sin despedirme.
por la puerta pasaba un río muy acaudalado que llevaba toda la basura del lado este hacia el oeste. justo pasó un pequeño catamarán y decidí frenarlo. por 5 pesos me podía llevar hasta el otro lado del río. decidí subirme y olvidarme del asunto.
esa fue la última vez que intenté verla.
jueves, 1 de noviembre de 2007
Libre escritura
Miradas sin destino, como faros miopes.
Las jaulas están abiertas y sin embargo todo está tranquilo.
Los animales duermen por apatía.
Eterno recorrido sin rumbo. Eterna indesición del no vidente.
Y toda la corrupción en mis manos de promesas sin cumplir...
Y ahora te miro y no creo no extrañarte.
Seis cuerdas que lloran sin prosa mi mensaje y te guío.
Bienvenida a mi cabeza.