domingo, 26 de octubre de 2008

Miedos

del hierro caliente
y el corazón durmiente
el miedo latente
y la herida complaciente
las revistas explícitas
que subestiman al cliente
los artistas autoncomplacientes
autoindulgentes
los no artistas
la delicada sensación de ardor corrosivo
de llorar por el amuleto perdido
sintiendo que el mundo es permisivo
y discreto, secreto.
de las mentiras envueltas
y revueltas.
de no poder mirarte de los ojos
de no decirte que me despertaste,
que me creció un latido,
cálido pedazo de carne roja con vida propia
con caprichos propios algunos y otros que copia.
hija de la punta de un lápiz mordisqueado
nieta de la luna, de la sirena, del timbre, del damero.
de tu cerquillo,
de la vida pendiente de un flequillo.
del terror nocturno y la ansiedad traicionera
de la televisión con opiniones
de las novelas de la tarde y el polvo de los almohadones
de las avipas,
de la cellisca y el pólen
las verdades reptantes
debajo de baldosas,
calabozos, destrozos, nieve y hastío
de la violencia y la indiferencia del ser pasivo
de tu voz, de tus promesas, de tu tristeza, de mi confianza.

de todo eso tengo miedo.

viernes, 24 de octubre de 2008

Máximas

No seas tartamudo, para que las palabras puedan hacer justicia, sin repetirse.
No seas inseguro, para que luego no sufras la resaca del arrepentimiento.
No seas presumido, para no darle de comer a las hormigas carnívoras que quieren destruirte.
No seas incapaz (esta máxima se sostiene por sí sola).
No seas tembloroso, o al operar podrías cortar algo que no quisieras cortar.
No seas ansioso para no alimenar al paranocio y solitario ser encapuchado que suele abrazarte.
No seas pesimista, la soledad no es un monstruo tan antipático.
No seas olvidadizo, los recuerdos nos definen, presentan y sostienen frente a los nuevos amores.
No seas volátil, con el corazón en la mano se escribe más fuerte e intenso que con el cerebro.
No seas prejuicioso, en la esquina más mugrienta suelen estár las más hermosas flores.
No seas ignorante, no conocerla es no quererla.

No seas ingenuo, las recetas solo sirven para hacer brownies.

miércoles, 1 de octubre de 2008

Los impacientes

es la rana que salta de camalote en camalote llevando el corazón adelante, anhelante, tembloroso, impaciente.
son los colchones que nos acojen por espacio de pocas horas, sabiendo que solo sirven como pañuelos, como bastones o muletas.
es la nostalgia que genera el beso fugaz, transitorio, pasajero, cuya dulzura dura lo que tiene que durar la dulzura: poco.
las experiencias entre sábanas de hoteles usadas miles de veces por amantes en condiciones similares o completamente distintas.
los impacientes, los libidinosos impacientes que miran el reloj y utilizan las matemáticas en un contexto donde los números son muy mal vistos.
enemigos de la unidad, atacan a la soledad como pueden: evitándola.
y no saben que lo único que la mata es el buceo invisible por las profundidades del córtex temporal, dibujando con crayolas corazones en cada circonvolución, en cada rincón del pechito desgarrado.
aprender a caminar solos y dejarse de joder con las muletas.
y que el currículum se llene de a poco.

somos los impacientes, bienvenidos.