domingo, 27 de abril de 2008

Detective privado

Acababa de levantar su sombrero de la tintorería. Dobló por Bolívar y tomó la 9 hacia el este.
no tenía un trabajo interesante ni mucho dinero en el banco. Tampoco ningún culo que le alegrara las noches de vez en cuando pero por lo menos pagaba las cuentas. Bah, a veces...

Lo habían echado de la policía por borracho y había estado en prisión por intentar robar un cajero automático estando borracho.
O sea, había fracasado como ladrón y policía por borracho.
Tenía el carisma de un contador y la inteligencia de un jugador de rugby pero se las daba bien con la gente.

Era investigador privado, o algo así. Había alquilado un pequeño apartamento mugroso en la parte céntrica de la ciudad. Habitualmente se encargaba de encontrar perros o gatos perdidos y a veces algún crío que hubiera huido de sus padres.
Por gato cobraba 50 billetes y por niño 30. Había más demanda por gatos que por niños y eran siempre más difíciles de encontrar.
los críos solían estar en alguna heladería, parque o juguetería escondidos. Y si tenían más edad era fácil encontrarlos en el prostíbulo de Mme Lautrec, laburándose al de la puerta, o en la tienda de revistas porno de Lucas.
Los críos eran predecibles.
Bueno, en general los hombres son predecibles.
Cuando no piensan en sexo están pensando en sexo.

Las chicas nunca se perdían, solo los chicos.

El apartamento quedaba encima de una oficina que se encargaba de colocar chinos en diferentes barcos y karaokes. El encargado era Tom, un chico decente con un coeficiente intelectual de 56 que acababa de perder su trabajo como jefe de redacción de 'Búsqueda'.

Jim no tenía un gran corazón, prácticamente odiaba a todo el mundo y su bondad se limitaba a limpiarse el culo con el suficiente papel como para no ensuciar demasiado la ropa interior que le robaba de la cuerda a su vecino. Pero necesitaba una telefonista y ninguna mujer era lo suficientemente corajuda como para acercarse a su desvencijada oficina-monoambiente-infierno y aceptar el trabajo así que se lo ofreció a Tom.
Los chinos le tenían verdaderamente harto. No paraban de llegar de China y los bares de karaoke ya no los querían así que solían quedarse a dormir en la habitación de Tom que quedaba encima de la oficina. El olor de los tipos era verdaderamente diferente. Una mezcla de perfumes baratos de puerto con atún y yute. No sé, indescifrable.
Cobraba 20 billetes por semana. Una verdadera miseria. Y Jim le estaba ofreciendo 13. Ese Jim era un verdadero hijo de puta tacaño, pero no podía pagar más. Tom aceptó casi enseguida.
Colgó el teléfono y bajó corriendo la escalera, pisando a cuanto chino encontraba en el camino.

A las 6 de la tarde estaba atendiendo el teléfono sentado en una silla toda agujereada y que luchaba por convencer a los culos que los podía mantener en el aire. Tenía cinta pato alrededor de todo el respaldo y agujeros de gusano taladro en 3 de las 4 patas. Pero no había chinos, y Tom estaba tranquilo.
El despacho era más bien deprimente. Tenía una sola ventana de espaldas al escritorio de Jim y una persiana veneciana absolutamente desvencijada. El escritorio lo había comprado por 35 billetes en un remate y tenía inscripciones por todos lados. Una biblioteca también sacada de un remate, un poster de Jack Kerouac señalando con el dedo, una silla en buen estado, dos vasos -uno con marcas de labial rojo en el borde-, montones de papeles, 56 fotos de gatos y 23 botellas de whisky todas abiertas y en actividad.

Con una cuenta de luz de 90 billetes y un ingreso bruto de 23 Jim sabía que estaba en aprietos. Lo primero que hizo fue hablar con Tom: 'Mira chico, sé que recién comenzaste hoy y ni siquiera hemos tenido ningún caso pero me temo que tengo malas noticias: debo rebajarte el sueldo a 4 billetes por semana. Qué opinás?'
Tom asintió con la cabeza. Era un buen chico, definitivamente.

Jim sonrió y fue a su despacho. Sirvió dos vasos y prendió un cigarrillo. Entre la nube de humo podía ver los ojos de Tom que lo miraban con admiración.
Le acarició la cabeza y le dijo que cerrara con llave luego de terminar.

Tomó su abrigo y su sombrero, abrió la puerta y se fue calle abajo silbando 'La danza del Hada'.

3 horas después la luz del apartamento de apagó y Tom salió caminando hacia lo de Mme Lautrec.

domingo, 20 de abril de 2008

era de las comunicaciones incomunicantes II

la vida es eso que pasa mientras estamos ocupados mirando por la pantalla del celular la foto que estamos apunto de tomar.

Aquel mensaje

y en la cama, sintiendo, le escribí:

'El amor por el placer efímero mismo y la admiración momentánea por quien la suscite en uno. La suficiente honestidad para conformarse con el abrazo o el piropo inocente y no pretender más, logrando conjugar ese rapto de realismo con la fantasía individual sobre las más privadas y personales manías y costumbres del ser luminoso al que amamos.
Amarla sin olvidarme de mí, y que sus ojos no me nublen el juicio ni el alma'.

pero no me animé a mandarlo...

miércoles, 9 de abril de 2008

El incendio

el incendio estaba tan encantador que decidió dejar su maleta y acercarse a las llamas.

no era una noche muy distinta a todas la anteriores. la gente era igual de estúpida y el mundo igual de vacío.

en la parte sur de la ciudad los bomberos dormían plácidamente luego de una fiesta de despedida.
soporosos y alcoholizados soñaban con chicas de cabaret desnudas.
y la alarma, desconectada.

una pequeña y juguetona chispa saltó desde el incendio y quemó la manga de su saco. el empleado bancario no se lo tomó personal.
fijó su atención en la quemadura y le pareció que se parecía al contorno de áfrica. y era muy similar, si, aunque sin etiopía ni madagascar.

el viento silbaba. la luna miraba. el sol dormía y las llamas jugaban. parecían felices, lo juro.

entrecerrando los ojos logró delinear el contorno de las llamas. el olor a chamuscado ya le caía bien y la acción de ese fuego tan inquieto no decaía ni por un segundo.
meta crecer y crecer.

estaba completamente hipnotizado por el espectáculo y había decidido mantener una distancia prudencial para poder apreciarlo.
pero el fuego es caprichoso, como las mujeres.
e impredecible, como las mujeres.

5 minutos después, el empleado bancario estaba en vuelto en llamas.

el fuego penetraba lentamente y conquistaba una a una a sus células. avanzaba a pasos cautelosos de tejido en tejido. de superficie a profundidad. se chocó con grasa, músculo, nervios, sangre y llegó al hueso.
al quebrarse, el hueso desprendió un sonido de rama seca.
ardió, pero nunca tuvo dolor.

el poder purificador del fuego avanzó hacia su pelo y lo devoró sin pedir permiso. su corazón latía fuerte, sus pulmones se llenaban de humo negro pero nunca tuvo miedo.

ni dolor, ni miedo.

mientras la casa se desmoronaba, él pensaba en el seguro.

recordó la cirugía plástica. nunca había estado a favor de la cirugía plástica. 'muy antinatural', decía...
pero todavía era soltero, y con tanta quemadura, mañana y pasado iban a ser días difíciles.
creyó que sería prudente cambiar de opinión...

y se fue, en llamas, a buscar un taxi.

sana-sana

el otro hombre nunca se hubiera olvidado de la llave ni te hubiera besado en la nuca.
el otro hombre te habría llevado al campo de tulipanes donde se hubieran convertido en gotas de rocío.
él te habría perdonado, olvidado, incendiado y sepultado.

no necesitaría el infinito para esconderse ni tus caderas para llorar.

no te habría pedido una segunda ni tercera oportunidad.

shhh, sana-sana bonito.

sana-sana...

viernes, 4 de abril de 2008

el hombre de tu vida

acompañáme.

vendáme los pies y los ojos,
atáme las manos.

besáme de a poco y desvestíme tartamudeando.
tomate tu tiempo, en serio.

soy inflamable y le tengo miedo al sol,
y a la luz de tus ojos.

nunca entendí porque los piratas entierran los tesoros.
nunca entendí porque los acordes menores son tristes.

falto de estructuras y convencionalismos me aferro a lo único que casi conozco: mis manos
y con ellas te moldeo, te traigo de vuelta y te abrigo. y con mi mente te mareo, te intoxico e intento seducirte.

mis ojos dicen menos de lo que pienso,
y mi alma se esconde en mi estómago, abrazada al tronco nervioso que le da vida.

dice que espera por vos pero yo creo que ya no espera nada.

no quiero seguir vivo en objetos inmateriales. que todo se prenda fuego!
la certeza de que fui el hombre de tu vida me alcanza para sentirme inmortal.
aunque sea mentira.

el mejor sexo que tuviste envuelto en el alma más noble que conociste y el corazón más grande que manejaste. y que ahora es mío de vuelta.

la ilusión está infravalorada.

el mundo no sabe lo que hace...