miércoles, 31 de octubre de 2007

Trágico final para un cuento romántico

corriente alterna que toma caminos alternativos (redundancia o justicia etimológica, uds deciden) guiando a mi imaginación hacia un bosque de atormentados hombrecitos grises de escueta armadura, que usan la rutina como escudo. apelmazados detrás de monolitos gravados con inscripciones que el tiempo transformó en indescifrables, tiemblan todos y en el silencio de la noche, en la calma antes de la tormenta, el choque de sus huesos entreverados es la única banda de sonido. la luna faltó a la cita, pero si vino la niebla.
el cementerio luce tranquilo, excepto por esa masa de individuos aterrorizados escondidos detrás de piedras grises derruidas y olvidadas, entreverados entre los árboles de ese tenebroso y abandonado lugar.
la verja de hierro oxidado cruje al abrirse pintando el aire con un grito desesperado, y el viento la mece casi con malicia.
ellos esperan. tiemblan. lloran y rezan por que se termine. tienen miedo, están aterrorizados.
ya se acerca la hora...

se oyen sus pasos. son solo tres y vestidas de negro. con sus rostros escondidos debajo de capuchas y antorchas en la mano. ellos las ven. la masa se desbanda y cada uno corre por su vida. todos intentan infructuosa y deseperadamente escapar a su trágico e inminente destino. arañan las paredes, intentan escalar los elevadísimos muros y saltar las rejas. los que logran escalar alguna piedra, caen y golpean secamente el piso. las primeras manchas de sangre tiñen la escena.
imploran piedad. arrodillados, blasfeman y reniegan de todo. escupen contra sus íconos, contra la fe y los valores que defendieron durante tanto tiempo y en tantas situaciones adversas.

gritos desgarradores, sangre, llantos.

ellas avanzan, impasibles. sacan sus guadañas y cumplen con su cometido. la sangre. la sangre...

los gritos comienzan a cesar.
la noche se tranquiliza. de a poco comienzan a volver los ruidos nocturnos habituales y todo vuelve la normalidad.
las tres desaparecen casi instantáneamente.

la niebla se hace densa, cae pesada y cómplice, ocultando los rastros de la masacre de la que recién fue testigo.

la verja se sigue meciendo al compás del viento.

el ruido del escape de un auto corta el silencio que ya empezaba a reinar en la cerrada y trágica noche en que la luna no quiso ser testigo de los actos de sus hijos.

a la mañana siguiente, amanecería mas tarde que de costumbre.

martes, 30 de octubre de 2007

Cercas, barreras y perdones

Existen cercas, a veces, que limitan de cierto modo nuestra posibilidad de movernos libremente y con independencia, siendo fieles nada más que al concepto de seguir impulsos. A veces, uno no las ve pero de manera subrepticia nos ponen trabas para acercarnos a ciertas cosas.
También existen perdones, que viven como especie en extinción confinados a esas cercas y que se pasan la vida esperando ser regalados a alguien.
Existen personas que son capaces de reconocer esas cercas y derribarlas a tiempo, y que a pesar del carácter a priori extinguible de los perdones, los regalan, iluminando tiempos oscuros y produciendo sonrisas a quien los recibe.
Cada perdón que se regala genera otro y así, paradójicamente, sus cercas nunca están vacías.
Gran feedback cósmico éste, que barre con otras barreras: esas más mezquinas, que las personas construyen por voluntad propia (ya sea por orgullo, temor, odio o envidia) para alejarse de los otros y sumergirse dentro de una soledad segura, pero asfixiante
y suicida.

martes, 23 de octubre de 2007

Instrucciones para leer un libro

Un libro es un objeto que a primera vista puede intimidar, pero sepa, futuro lector, que los libros son cosas muy sobrevaloradas. Uno tiende a darle un significado cuasi místico a los libros porque espera encontrar en ellos las más diversas respuestas a las más diversas interrogantes.
Los libros encierran en sus páginas desde los disparates más increíbles jamás imaginados por alguna mente humana hasta los poemas más hermosos y las disertaciones más interesantes.
Así que no tema, oh futuro lector.
Para empezar a leer un libro, conviene que consiga uno. Luego, acondicione debidamente un lugar de su casa.
Tome el libro. Observará que el mismo tiene una parte que suele ser de un material más duro y resistente que el resto del libro y se denomina tapa. Su función es la de presentar al libro y proteger su contenido. Imagínese, si se quiere, una armadura coqueta. Proceda a abrirla con un movimiento de su mano. Al abrirla, notará que la primera hoja siempre está en blanco. Nadie sabe bien porque esto es así. Continúe. La siguiente hoja muestra una cantidad de datos acerca de la impresión del libro: quien, como, donde, cuando y porque ese libro fue impreso.
Habitualmente, suele haber en la página siguiente una dedicatoria que funciona como comodín del autor para conseguir favores a cambio de prometer dedicar el libro a éste o aquel señor.
Continúe. Llegamos al título. Esta página es importante, pero breve. Lo que nos enseña que no todo lo breve es poco importante. El título es el nombre del libro. Así como algunas personas se llaman Juan Carlos Bodoque o Estrellita Laborde, algunos libros se llaman "Moby Dick" o "Los curanderos, mis colegas". En fin, solo ejemplos...
Es importante destacar que si bien el título es como el nombre del libro, uno no debe intentar llamar al mismo por su nombre, ya que éste tiende tendencia a no responder cuando uno le habla.

Bien. Llegamos a la parte importante: el libro en sí mismo.
Ya puede empezar a leer. Bienvenido sea usted al maravilloso mundo de los ávidos lectores. Bienvenido al universo de la sabiduría; al país de los infelices que acaparan la atención en las reuniones sociales transformando su ego en palabras y ametrallando con información inflada y estirada (además de poco útil) extraída de un flacucho libro de reciente lectura al incauto interlocutor que les pregunta: "Che, y estás leyendo algo?". Bienvenido sea, si señor!

No olvide: los libros son objetos sobrevalorados. Shakespeare escribía, pero también lo hizo Jorge Bucay.

domingo, 21 de octubre de 2007

Instantánea emocional

A nivel emocional me pintaron con brocha gorda y mucha pintura, medio enchastre.

A eso le agregaron un par de neuronas y me colgaron en el MALBA.

Vengo de intereses fragmentados, sueños de desvelo, canciones de otros, voces de otros.
Aprendí que los espejos existen de carne y hueso y no solo de vidrio, aunque éstos sean los únicos que entienda.

Mi reflejo es más lindo que yo
y mi sombra más sabia.

Mis errores resuenan mejor que mis aciertos, al menos en mi teatro.

Me gustaría saber quien es el idiota que anda por ahí usando mi cuerpo.

Dedicando

Para los nacimientos destinados a una vida corta

Para los amantes destinados al desencuentro

Para los casamientos a los que espera un final terrible

Para los marineros destinados a ahogarse

Para aquellos concebidos para sembrar discordia

Para los huérfanos de madre

Para los huérfanos de alma

Para los que nacen sin una estrella

Para los corazones carbonizados

Para el odio hijo del amor

Para los sueños truncos

Para los versos destinados a morir en un cajón

Para la basura que asfixia a las flores

Para los que nunca van a llorar

Para los peces destinados a morder anzuelos

Para los elefantes a los que los espera una bala


A ella, que sonríe incompleta desde su cama en un hospital


Para los nacimientos destinados a la grandeza

Para los amantes

Para los que todavía se casan

Para los troncos, que siempre flotan

Para los incondicionales

Para las madres

Para las almas

Para los que encuentran estrellas en medio del barro

Para el amor hijo del odio

Para los que sueñan

Para los corazones que derriten hielo

Para los versos que destruyen cajones

Para las flores que nacen de la basura

Para las lágrimas y pecho noble

Para los peces que escapan a las trampas

Para los elefantes


A ella, a la que una parte de su cuerpo le hacía mal.

El bosque

El pequeño duende le decía a su verde amigo que quería dejar el bosque para irse a otros lados.
Quería salir de lo que para él era la seguridad asfixiante del bosque y respirar la vorágine de la ciudad. Su verde amigo lo miró con desconcierto y le preguntó la razón de tal descabellada idea. El duende respondió que era su destino. Quería conocer la ciudad, prosperar económicamente. Ser exitoso. La desición ya estaba tomada y no había marcha atrás.

Su amigo empalideció y dejando ver sus verdes dientes, intentó esbozar una sonrisa.

Varios días pasaron en los cuales el pequeño duende comunicó sus intenciones al intendente del bosque, el señor pequeño Juan.
Una vez preparado el papeleo, se puso a la venta el hogar del pequeño duende y aparecieron en escena las mujeres trompeta, encargadas oficiales de la comitiva de despedida de todos aquellos que decidían dejar el bosque.

'tuturutuptu- pt'uuu- tuuuuuuu' (música de trompetas)

Al oír el sonido de los broncíneos instrumentos, todos los habitantes comenzaron a salir de sus hogares y el bosque -desierto hasta ese momento a no ser por la presencia de nuestros 2 protagonistas- se fue llenando de personajes tan excéntricos como simpáticos.
Todos charlaban entre sí y reían recordando los joviales momentos que habían compartido con el pequeño duende.

El lobo, recién salido de una indigestión indeseable debido a unos hongos pleurotus en mal estado, recordaba la vez en que el pequeño duende lo había convencido de no comerse a caperucita. Consecuencia de lo cual, ambos contrajeron matrimonio y eran felices padres de 2 hermosos monstruos peludos. Con nostalgia, señaló que gracias a aquel consejo, además de encontrar al amor de su vida, se había hecho vegetariano y que nunca más se comió un tipo.

Alicia, la niña dulce del país de las maravillas, se había peleado duramente con Risitos de oro. Todo comenzó por un reclamo de Alicia durante el concurso anual de verduras gigantes en el cual, el jurado, había decidido otorgarle el premio 'zanahoria del año' (el más prestigioso) a Risitos para sorpresa de todo el bosque. Los rumores corrieron como reguero de pólvora y confirmaron que Risitos le rascaba la panza al oso Julio (papá oso), el principal del jurado, y que todo habría sido arreglado para que ganara Risitos. Furiosa, Alicia se retiró del concurso y nunca más se habló con su gran amiga. El pequeño duende, con la ayuda de Campanita, las reunió con la excusa de organizar un concurso de canasta y medió la reconciliación. Hoy, ambas comparten un piso cerca del sector de las marmotas, al oeste del bosque.

Peter Pan, un veterano simpático y algo senil, recordó la vez en que el pequeño duende le enseñó a no temerle a las alturas.

hansel y grethel, le agradecieron el haberles enseñado a hacer galletitas, algo muy útil pues ya tenían cansada a la pobre bruja del bosque con sus reclamos permanentes (hansel sufría un problema gravísimo de adicción al azúcar, problema por el cual estaba en tratamiento).

El principito reía con su cordero Claudio a un costado, contando la vez en que el pequeño duende le enseñó a dibujar algo que para él carecía de sentido: un sombrero de hombre visto de costado. Ese mismo dibujo, le valió el premio ‘promesa de oro’ que lo llevó a exponer en los más prestigiosos salones de dibujo. Se escribió un libro sobre él, e incluso se comenzó a filmar una película sobre su técnica.

Cenicienta lloraba desconsoladamente. Recientemente separada del príncipe, y en medio de los trámites de divorcio, se dio cuenta de que iba a extrañar las tardes con el pequeño duende más de lo que ella pensaba. Salió corriendo y no se quedó al bailongo.

Los tres chanchitos, los tres chiflados y los tres mosqueteros (D’Artagnan había fallecido hacía unos años asfixiado con un carozo de ciruela) charlaban con los tres tristes tigres. Nadie escuchaba a nadie, ya que todos hablaban al mismo tiempo.

Romeo había engañado a Julieta con blancanieves, la que a su vez se había separado del príncipe, ahora ex marido de cenicienta, y se había casado con el 5to de los 7 enanitos, al que había engañado con Romeo. El pequeño duende, amigo íntimo de blancanieves y de Pilatos, el juez ciego del bosque, le pidió a éste que no se lavara las manos e interviniera a modo de zanjar las diferencias entre ellos. Blancanieves volvió con el príncipe, Cenicienta se fue a vivir con Gruñón y Romeo vende rosas debajo de los árboles de hojas perennes. Julieta se dio a la bebida.

La reunión era tan amena, que todos olvidaron sus problemas y se dedicaron a compartir sus últimos momentos con el pequeño duende.
Su verde amigo, ligeramente ebrio, dedicó un brindis de antología luego del cual todos lloraron abrazados.
La simpática orgía de alimentos y bebidas se extendió hasta el amanecer, cuando el sol les recordó a todos el nacimiento de un nuevo día y la partida del pequeño hombrecillo para siempre. Su verde amigo, lloró. Todos lloraron. Lo iban a extrañar mucho.

El pequeño duende se despidió finalmente del bosque y se fue a la ciudad.

Los opuestos

Si el silencio es una prisión, que pena... Lo esencial, lo hermoso, de estar solo es el diálogo ininterrumpido que sucede en nuestra cabeza. La puesta al día de eventos, pensamientos, imágenes, ideas, intenciones, miedos y ruido que uno hace en ausencia de interrupciones externas.

La soledad (en cuotas, claro), es imprescindible. También lo es la compañía.

Así, nuestra vida se construye en base al papel protagónico que le asignamos a elementos tan opuestos como estos. Como el blanco y el negro. Se podría decir que todos estamos hechos de grises. Tonos variados de grises en los que la presencia de blancos y negros varían y uno predomina sobre el otro. Por eso, a veces cuando estamos solos queremos estar acompañados y cuando estamos acompañados, desearíamos estar solos. No nos sirve ni el blanco ni el negro solamente. Nos sirve la combinación de opuestos; ese inquietante juego de luces y sombras.

sábado, 20 de octubre de 2007

Bienvenidos

nuevo lugar impenetrable para mentes inquietas y molestas de conocidos invisibles que desean apoderarse de pequeñas porciones de pensamientos de una mente compleja y aburrida.

desestímulo cuasi perpetuo de un flacucho individuo en una ciudad gris y anclada en el pasado, que mira todo de reojo y se ríe de su desconfianza en el futuro.

bienvenidos sean quienes caen en este lugar.

siéntanse como en su casa.

yo ya me siento mejor.

stanley.