miércoles, 10 de febrero de 2021

El 38

Como una visión efervescente y febril, 
abre la imagen de un precipicio y su corniza alfombrados.
Con fila para vips y para comunes con sueños dorados.
Y al final está la sala de espera,
infinita, 
llena de esqueletos, 
en trajes de 2 piezas demasiado grandes, 
queriendo parecer señores.
Con zapatos despeinados y discursos agrietados, de tan pulidos.
Y besado por la curiosidad que solo se tiene de niño,
mirás el mundo resuelto que habías dibujado en tu portada de adulto.
Escultura-escondite de sus secretos ocultos,
el mapa en versión Beta que te dice dónde cavar para estar juntos. 
Porque la felicidad solo existe afuera,
 porque enterrada bajo tierra y latiendo,
nos espera.
¿Así era?.
Pero ahí vienen de vuelta,
tus deseos haciéndose realidad,
de felicidad un torrente,
una amenaza rugiente que cabalga hacia vos sin detenerse,
que solo sabe de velocidad y nada de esconderse.
Lo esqueletos se esfuman,
polvo al polvo,
y del polvo a la bruma.
Su motor son los que fueron.
Son todas las almas que en vos creyeron.
Viene infatigable, descontrolada.
Viene indestructible y determinada.
Y en vez de recibirla,
corazón en mano, pecho pa 'lante y de cabeza liviano,
te sale correr.
Y corriste, corriste y corriste.
No dejaste que te alcanzara,
como siempre prometiste.
Estás orgulloso de haber nuevamente ganado.
Nunca podría haberte siquiera tocado,
los pies.
Mucho menos abrazado.
Y van 37 veces. Ya van 37. 
Pero son días de nuevas mañanas, 
con el corazón en un apretado paquete.
Ahora creo que ya no hay miedo que te sujete.

Vas a perder la 38.

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