miércoles, 2 de julio de 2008

la cura, el olvido y el sentir impoluto de la risa

arrastrarse,
ese es el truco.
arrastrarse hasta alcanzar la pierna de alguien de mire hacia abajo.
alguien que ofrezca su mano y sepa guardar un secreto.
intentar mear en el cielo desde el mismísimo infierno.
sé que parece una locura, y debe ser porque lo es...

sentado dentro de una rueda que gira, gira, gira, gira y nunca se detiene.
abriendo ventanas impalpables que indican que el corazón sigue abierto y no hay nadie que se anime a darle puntos.
naufragando entre corazas de ex-hombres gimientes, a medio camino entre pudrirse y desvanecerse.

no hay cruzada que esconda beneficios para uno. no hay beneficios personales cuando uno cumple órdenes, ni posibilidad de escape cuando la prisión es invisible, intangible y tan asfixiante como imposible de destruir. cuando la prisión es contemporánea y sostenida por familiares, políticos, amigos, ex novias y todos aquellos corderos estúpidos que duermen en una sociedad estéril y estrecha.

cada día que pasa entiendo menos y me alejo de ciertos paradigmas estables que creí estaban allí para quedarse. y resulta que solo son espejismos de una moral inentendible, de un destino que refleja cierta agonía intrínseca, cierta melancolía devota de la decepción y los collares de caracoles.

no quiero ser presa del olvido ni del engaño. para que hechar más leña a una fogata que ni siquiera está encendida?
por qué buscar en el fondo del abismo un poco de luz para poder ver mis manos? por qué justo en el fondo del abismo? por qué fondo y por qué abismo?
maldito pesimista...

pero sé que se puede ver como la cuchara que se hunde en el frasco de dulce de leche sale limpia y brillante.
y como en medio de una tremenda tormenta, 2 niños corren y ríen buscando refugio del llanto divino.

y yo que por eso te busco en sus caras.
y yo que por eso te espero bajo la lluvia, tosiendo mi pleura de a pedazos.
entre sangre y colchones rotos.
entre melodías olvidadas y sonajeros recién fabricados.
y en un mundo sordo.

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