domingo, 21 de octubre de 2007

Los opuestos

Si el silencio es una prisión, que pena... Lo esencial, lo hermoso, de estar solo es el diálogo ininterrumpido que sucede en nuestra cabeza. La puesta al día de eventos, pensamientos, imágenes, ideas, intenciones, miedos y ruido que uno hace en ausencia de interrupciones externas.

La soledad (en cuotas, claro), es imprescindible. También lo es la compañía.

Así, nuestra vida se construye en base al papel protagónico que le asignamos a elementos tan opuestos como estos. Como el blanco y el negro. Se podría decir que todos estamos hechos de grises. Tonos variados de grises en los que la presencia de blancos y negros varían y uno predomina sobre el otro. Por eso, a veces cuando estamos solos queremos estar acompañados y cuando estamos acompañados, desearíamos estar solos. No nos sirve ni el blanco ni el negro solamente. Nos sirve la combinación de opuestos; ese inquietante juego de luces y sombras.

3 comentarios:

LittlEArtisT dijo...

Queremos lo que no tenemos, cuando lo tenemos, ya no lo queremos; y si lo perdimos, lo velvemos a querer... A veces somos mucho más blanco y negro de lo que pensamos.

dan dan dijo...

"ruido que uno hace en ausencia de interrupciones externas. "
jaja... y a veces se pasa el tiempo y las cuadras y uno no tiene idea de que paso, de como llego alli... ni de siquiera lo que estaba pensando mientras todo se sucedía... jeje
tanto tanto ruido... aqui le dejo algo ya que gusta del libro de los abrazos (chusmetee su perfil)

dan dan dijo...

"La vida, sin nombre, sin memoria, estaba sola. Tenía manos, pero no tenía a quien tocar. Tenía boca, pero no tenía con quien hablar. La vida era una, y siendo una era ninguna.
Entonces el deseo disparó su arco. Y la flecha del deseo partió la vida al medio, y la vida fue dos.
Los dos se encontraron y se rieron. Les daba risa verse, y tocarse también."

De deseo somos. Espejos. E. Galeano