viernes, 8 de febrero de 2008

Jim: sangre de hipócrita y exceso de equipaje

La reunión con el hipócrita comenzó mal, y terminó peor. Jim salió del 'Sad Rabbit' con la camisa ensangrentada y el puño izquierdo queriendo revancha. El hipócrita yacía inconciente contra la barra del bar repitiendo con gran dificultad, pero constantemente, "maldito borracho fracasado!".

Su corazón latía con fuerza y se sentía estupendamente. Los vapores de la borrachera se disipaban y trataba de recordar el porque de su altercado con el enano aquel... parece ser que el hipócrita le había jugado sucio otra vez: no habría trato con la editorial y pasaría otro año más sin poder publicar sus trabajos. Todo porque el hipócrita le había exigido el 70 por ciento de las regalías. El 70 por ciento! Maldito enano...

Entró al primer bar que encontró y pidió dos whiskies.
Una bien delineada dama rica le ofreció fuego.
"Primero ofrézcame un cigarrillo", retrucó Jim. Sacó una caja dorada de metal de su cartera y le ofreció unos deliciosos cigarrillos mentolados húngaros. "No tiene La Paz sin filtro?", preguntó nuestro ensangrentado protagonista. "No", respondió ella con un aire mucho más empático de lo que uno podría suponer, asumiendo que la respuesta venía de una persona de posición elevada y, según la regla, prejuicios igual de elevados.
Jim tomó uno de los cigarrillos y le dio fuego.

Una vez roto el hielo, comenzó la charla con una pregunta bastante predecible: "Qué es eso que tienen en su camisa? Es sangre? Se encuentra usted bien?". Jim respondió con displicencia mientras pensaba, 'la puta que buen cigarrillo!'.

El lubricante social por excelencia hizo un espectacular trabajo. Tanto es así que una botella de whisky después ambos entraban juntos al hotel abrazados y cantando con gran algarabía, como si estuvieran festejando la reciente finalización de alguna guerra mundial o la muerte de todos los participantes de gran hermano.
Stenwick, el recepcionista, al ver a Jim se le acercó y haciendo uso de una gran discreción, producto de su infancia en Bristol, le notificó que esta semana debería liquidar todas sus deudas con el hotel o sino tendría que marcharse. También le comunicó que el hipócrita estaba fuera de peligro pero con un severo corte debajo del ojo izquierdo y que había decidido no presentar cargos.
"Ojalá que se vuelva al mundo subterrráneo de donde salió, maldito enano comehombres".
Jim llamó al ascensor, mientras la dama rica cantaba edith piaf a todo pulmón y completamente fuera de tono. En el lobby habían 54 aspirantes de doble de Lara Flynn Boyle. A cual cara más demacrada...

La dama rica era muy bonita. Rasgos delicados, ojos color azul francia y acento francés a tono. Hermosa figura, aunque daba más gusto verla partir que llegar... Su nariz era pequeña, simétrica, hermosa, pero acusaba un ingreso excesivo de cocaína: se veían ciertas venitas y vasos sanguíneos que no suelen estar en ese lugar.
Carecía de toda cultura general, pero era astuta, hermosa, rica y, sobretodo, fácil. Casi tan fácil como él.
Llegaron a su habitación.
Jim pasó la tarjeta por el lector de la puerta y ésta demoró unos segundos más que de costumbre en dar el ok para entrar.
El crujido de la bisagra de la puerta, que estaba un poco oxidada, asustó a un pequeño grupo de palomas que estaban en el balcón y que se alejaron volando a toda prisa.
El cuarto era un desastre.
La botellas vacías se contaban por decenas. Las mucamas del hotel le habían suspendido el servicio a Jim por falta de pago.

Gladys, una señora de unos 60 años, viuda, sin hijos y muy simpática (aunque fea hasta el espanto...) venía 2 veces por semana y le hacía una limpieza general. Había dejado de trabajar en el hotel hacía 3 años, pero quería a Jim como al hijo que nunca tuvo y él se aprovechaba de ello.
De todas formas, Gladys estaba fuera de la ciudad desde hacía un par de semanas, y Jim era incapaz de limpiar aunque fuera la más mínima mancha del cuarto.

La dama apartó las botellas de una mesa, desparramó un poco de coca y se metió todo lo que pudo en la nariz, mientras Jim orinaba con la puerta abierta y con el asiento del inodoro bajo.

Al finalizar el ruido de la cisterna, ya estaban desnudos. Se besaban tan apasionadamente que parecía como si se quisieran borrar los rasgos de la cara. Ella clavó sus uñas en su espalda, y Jim gimió de placer. Él se colocó arriba; luego abajo; luego de costado; luego parado delante de ella y luego por detrás; se arrodillaron, se acostaron, se sentaron, giraron, saltaron, gritaron, sudaron mucho, mucho, muchísimo, y terminaron.

Jim no quería exceso de equipaje y la hermosa dama rica menos.
Ella se vistió, y 48 hs después de entrar en su habitación la abandonó.
Entre nubes alcohólicas y una resaca que no era del todo desagradable, sintió la confusa nostalgia de la batalla, el dulce dolor del amor sin compromisos.
Y ella no le dejó ni su número...
Pero volverían a encontrarse, o eso creía él.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

tnto la descrpción de los lgares cmo de los presnajes me paerció muy british y exclnte. Si admas de escrbir bien me pdes dar la explcacion cientfca de por que a pesr de las ltrs fltntes en est mnsje ndie tine prblmas en leerlo rpidmente, me convncras de que ts cnocmients en fisioptolgia han crecido...

stanley dijo...

al cerebro le basta con reconocer la primera y última letra de las palabras para armar un molde más o menos preciso.

digamos que el tipo se conforma con poco.

muchas gracias por leer y por el comentario.

Anónimo dijo...

por lo menos hubieras usado palabras distintas a la del spot del discovery... jejeje

f l º dijo...

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Jim me cae patéticamente bien.
La mujer rica también.
Stenwick también,... y me hace acordar a Alfred, el de Batman (quién, obviamente es su padre biológico, se sabe).

No me gustó del todo haber leído esto porque me quedó una sensación fea en la naríz, producto de la descripción del hábito de la damisela. Felicitaciones, supongo. Lograste algo.


Que se haga esperar tanto la próxima entrega.
salut!

LittlEArtisT dijo...

...la entrada en la habitación, las palomas...
descripción que me llena de imágenes mentales
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