miércoles, 5 de diciembre de 2007

Autobiográficamente

vivo entre bolsas y hojas. enredado entre el asfalto y lo verde. con medio pie en la rutina y uno y 1/2 entre dos nubes.
voy por la vida pidiendo un poco de permiso.

mi conciencia es fugaz, porque nunca se sabe...
no me gustan los desperdicios y es por eso que no guardo muchos rencores.
pero si guardo arrepentimientos. arrepentimientos que con el tiempo se empequeñecen pero rara vez desaparecen.

a pesar de lo que digan las (a veces malditas) bocas, miro para adentro seguido. demasiado. aunque me cuesta realizar autobalances convincentes.

me gustaría que me gustaran las matemáticas y las reglas de tres, pero no me gustan.
creo que tienen un espacio de aplicación limitado a la hoja de papel en donde uno las escribe y nada más.

tengo las certezas temblorosas y las dudas firmes.
no le temo al paso del tiempo; si al doble discurso sobretodo de las personas moneda.
no le temo a la soledad; si a la ausencia.

no me gusta el mate ni el recorrido del 64 (bueno, a quién le gusta?)
tengo tendencia al empequeñecimiento crónico con exacerbaciones agudas sin desencadenantes claros.
aunque supe ser estable, hoy soy un flan.

no se (ni me gusta mucho) bailar y me han dicho que carezco de buena parla (debe ser nomás...)
no me considero afortunado ni desgraciado.
tengo tendencia al resbalón.

no me gusta la canela en el arroz con leche. tampoco me gusta mucho el arroz con leche.

físicamente, creo que soy medio flacucho, miope y debilucho en invierno.
no tengo mascotas, aunque no por voluntad propia.

vivo encerrado entre paredes ficticias con graffitis extraños que parecen tener el paradójico cometido de intentar derribar a las mismas paredes en donde se encuentran estampados.

mi vida es un ir y venir de dudas y planes fallidos.

pero no me quejo...

soy feliz.

1 comentario:

conejoxxx dijo...

"No le temo a la soledad; sí a la ausencia".

Genial.

La ausencia, que por definición acarrea una presencia anterior; una presencia que en determinado momento dejó de estar. Es la no-presencia, esa cosa tan temida...