domingo, 9 de diciembre de 2007

Sobre la necesidad de extrañar

Y qué pasa cuando perdemos a alguien? Sin entrar en el terreno de las desapariciones físicas porque no me corresponde. Qué pasa? Cuál es el dolor? Qué es ese apego tan brutal que tenemos por la carne y los huesos? Por el ser material?.
Vivir de momentos, es es lo que vale.
La huella que deja o no deja cierto alguien en nuestro sistema límbico. Eso que se perpetúa. Disfrutar del derroche hormonal que se genere en nosotros en determinada situación. Momentos. Nunca olvidemos igual, que los momentos son finitos por definición. Terminan siempre. Todo el mundo es pasajero, y perdón por el cliché querido lector, pero la vida es un viaje en el que tenemos que aprovechar para aprender, llorar y reír todo lo que podamos mientras ese viaje dure. Y como viaje, requiere constante movimiento. De ahí eso de no anclarse al pasado, sino atesorarlo, aprender de él. De ahí de no recordar con nostalgia a las personas que ya no nos acompañan (de vuelta, sin entrar en el terreno de la desaparición física), sino recordar los momentos vividos con ellas. Y aprender, nuevamente.
Las personas pasan y algunas, dejan huellas. Quedémonos con eso y nada más, porque a fin de cuentas, es lo único nuestro, lo único real y lo único perdurable.

Que lindo que suena. Si tan solo me lo creyera...

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