domingo, 9 de diciembre de 2007

Dígale no a las anclas

Jaulas y barrotes vuelven a las andanzas, incluso cuando el carcelero me abrió la puerta y la vacuna dejó de ser eficaz.
Caras nuevas se confunden con las viejas y vuelven todo un poco mejor pero a la vez más confuso.
Labios distintos se acercan y me acarician, un nuevo fuego esperanzador que promete purificar cierto pasado.
Hojas y hojas de destinos inciertos y separados quedan por escribirse, justo en el momento en que había bajado la guardia y me proponía entregarme.
Resultó económico al final. Mucho más de lo que yo pensaba, pero menos de lo que me gustaría.

No llores diego, no llores niño. Todo va a estar bien...

De golpe, la vida sigue teniendo sentido y el optimismo tiene ganas de volver. Bah, volver volvió, tiene ganas de quedarse mejor dicho.
Viejos vínculos se reestablecen y viejos puentes empiezan a desaparecer de una manera presque definitive. Pero no es cuestión de andar haciendo futurología, porque somos lo que somos hoy y no mañana.
No bucées en el pasado ni lo hagas en el futuro.

Caminar, solo caminar.

Jaulas y barrotes vuelven a las andanzas.

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